Los días domingos y los demás festivos, luego de asistir a la obligatoria misa y al rezo del Santo Rosario, los guaraníes podían disponer de algún tiempo para su esparcimiento: hacían malabares con sus caballos en la plaza, otros salían al campo a cazar, se realizaban campeonatos de destreza en el tiro con el arco y las flechas. No faltaban el mate compartido, la música, el canto y la danza, especialmente entre los niños y jóvenes.
Desde tiempos remotos, la costumbre del mate ha permanecido inalterada por cinco siglos de historia, arraigándose y extendiéndose a lugares lejanos.